Embarazo, Infertilidad y Nueva Parentalidad
Toda nueva parentalidad constituye un cambio en el ciclo vital de las parejas. Por nueva parentalidad entendemos la llegada a nosotros de un hijo/a. En general dicha llegada ocurre de manera biológica —vía la concepción y el embarazo— pero no es la única manera. Por suerte para muchos, hoy en día existen métodos de reproducción asistida y alternativas a la paternidad biológica, como la adopción, la acogida o el vientre de alquiler. Sea como sea, la llegada de un nuevo ser a nuestras vidas es un momento de cambio: requiere un tiempo para conocerse, adaptarse y adquirir o generar competencias hasta el momento no necesarias.
Como todo cambio, puede ser un período de estrés, nervios, inseguridad e incertidumbre, y en ocasiones puede generar ansiedad, miedos, y conflictos en la pareja que pueden dar lugar a situaciones de malestar significativo. Ocurre también, que en algunas parejas el camino de llegada de los hijos no ha sido fácil, y no solo hablamos de situaciones de infertilidad. Algunos embarazos no son tan maravillosos como a veces los venden, y traen consigo dolores de espalda, náuseas, cambios de humor o irritabilidad que chocan con esa imagen idílica de la dulce espera. Cada pareja tiene una experiencia única y particular tanto del embarazo y el parto, como de la llegada del nuevo miembro y las primeras etapas de crianza. Por supuesto, hay parejas que no experimentan dificultades, o bien tienen recursos para ir afrontando los retos. Y para aquellas parejas que lo necesiten existe el acompañamiento terapéutico.
¿Como puede la psicoterapia ayudar en estas situaciones?
EMBARAZO
El acompañamiento durante el embarazo se adapta a las necesidades de cada mujer o pareja. Hay mujeres que presentan miedo al dolor o al parto y buscarán el apoyo y recursos para afrontarlo; las hay que sienten tristeza y/o soledad y les ayuda poder expresarla. Algunas parejas pueden sentir que no serán capaces de asumir su parentalidad o incluso pueden darse embarazos no deseados que causen estrés psicológico y que puedan ajustarse positivamente a través del acompañamiento. Existen, también, situaciones indeseadas e intensas como el aborto, abortos de repetición o el duelo perinatal. Sea cual sea la situación, buscar la ayuda de profesionales sanitarios como las matronas —ideales para todo el soporte pre y postparto— como de psicoterapeutas especializados puede mejorar significativamente el bienestar de las futuras mamás y parejas, acompañar en momentos tan críticos como es la pérdida de un hijo y prevenir complicaciones futuras.
INFERTILIDAD
Cuando una pareja no logra alcanzar la maternidad/paternidad por medios propios, existe un gran sufrimiento; tener el deseo de ser padres y que no llegue es muy doloroso. Tras un tiempo intententándolo —generalmente 12 meses— es el momento de acudir al especialista. Y entonces vienen las pruebas, los miedos, las dudas y mucha incertidumbre. Conocido el diagnóstico aparecen las opciones y hay que tomar decisiones. Desafortunadamente, son decisiones que se toman a la par que se atraviesa un duelo: el duelo de no poder ser padres como imaginaron. No hay descanso, el estrés es continuo, y las parejas deciden un camino —que en la mayoría de casos es de intentarlo vía métodos de reproducción asistida— y llegan los tratamientos, las hormonas, más incertidumbre y temor por no saber si puede funcionar. Cada visita es un momento intenso, una montaña rusa. A veces llega el resultado esperado y a veces no… Es agotador. Las parejas se sienten abrumadas por tanta emoción y muchas veces no pueden compartirlo con su entorno porque la infertilidad es algo muy desconocido para el mundo. Falta sensibilidad para acompañarla y los datos confirman el sufrimiento de las parejas. Por eso, en la mayoría de centros —públicos o privados— de reproducción asistida existen equipos multidisciplinares con psicólogos y psicoterapeutas. Un buen acompañamiento genera una diferencia en las experiencias y situaciones por las que estas parejas transitan.
NUEVA PARENTALIDAD
Como he explicado, la llegada de un nuevo ser es un momento emotivo y especial, y a la vez un reto. Puede haber embarazos de riesgo, abortos previos y experiencias vitales estresantes que conviven en un mismo momento. Entonces la ansiedad, al cansancio o el malestar se acumulan. En ocasiones es difícil gestionar la nueva paternidad/maternidad con las familias de origen. Las parejas pueden sentirse abrumadas por las visitas o necesitar intimidad para adaptarse al cambio. Llega el bebé y todo se magnifica: puede ser un buen momento para buscar la ayuda profesional.
Algunas situaciones que pueden beneficiase especialmente de un acompañamiento son la monoparentaliad, situación muy especifica que conlleva que todas las funciones parentales son asumidas por una persona, sea por el motivo que sea. Esa carga extra de responsabilidad puede generar mucho estrés; el poder tener ayuda no solo de familiares y amigos sino también de profesionales puede ser un buen factor protector.
Otras de estas situaciones son aquellas donde los hijos llegan tras dificultades previas de concepción como infertilidad o adopción. En ambas hay agotamiento por no hablar de los eternos procesos burocráticos de la adopción. ¿Qué ocurre entonces? A veces hay un cierta idealización de la parentalidad o se crean unas expectativas poco ajustadas, porque el deseo y la ilusión hacen que esta idealización se de de manera natural, además de ser necesaria para continuar. Entonces, cuando por fin se alcanza el objetivo, este puede aparecer en forma de experiencia que dista a la imaginada, y el cansancio, el estrés acumulado, las emociones.. todo ello requiere de un pequeño ajuste, integración de la experiencia y comprensión del proceso.